
Me considero un humanista que apoya todo intento por mejorar las condiciones sociales, económicas y políticas de nuestra sociedad, en especial las que ayudan a corregir y/o eliminar las dificultades experimentadas por aquellos con menor o nulo acceso a una mejor posibilidad de calidad de vida.
He sido llamado «comunista» pr objetar la filosofía, opiniones y acciones de los que producen y sostienen su felicidad sustentándola en la felicidad de los demás .
No conozco de beneficios sociales producidos por la derecha, en sus manifestaciones administrativas, civiles o militares.
Fue la izquierda la que produjo a través de sus movimientos y acciones la creación del salario mínimo, derecho a vacaciones, escuelas y universidades públicas, seguro social médico, la creación de reuniones y sindicatos de trabajadores, etc., y pagó un precio por eso: fue calumniada, perseguida, encarcelada y asesinada. Atendiendo a esa realidad histórica, me defino como de izquierda en todas las ocasiones cuando coincidimos con la razón de un planteamiento que procura reparar una injusticia. Sin embargo, hay distintos componentes y direcciones dentro de eso que se denomina «izquierda» , hecho ignorado por los que absurdamente la consideran monolítica y la tatúan con un epíteto general: «comunista».
A los mal informados, o ignorantes, repito: ser de izquierda no implica aceptar a la represión de un pueblo, no significa apoyar a los que impiden libre expresión, ni a los que impiden o desconocen el derecho al ejercicio democrático del voto. Lula, Boric y Petro, todos representan gobiernos considerados «de izquierda», y juntos han criticado lo ocurrido en la reciente elección de Venezuela. Los tres gobiernan países luego de ganar un voto democrático, algo inexistente bajo dictaduras como la de Cuba, o Nicaragua. Por eso, estos presidentes tienen la razón en llamar nuestra atención sobre Venezuela.
Algunos comentarios a mi opinión expresan ira y/o dolor por lo que consideran una traición a mi posición anterior, y plantean ejemplos de mis canciones como una muestra de una contradicción inexistente. ¿Qué tiene que ver mi canto anti imperialista «Tiburón», con el desconocimiento a la voluntad popular de parte de gobiernos que se dicen de «izquierda» mientras irrespetan y reprimen a su población? ¿Los que defienden la ideología comunistas todavía no comprenden que los desgobiernos de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela se sostienen solamente a través de la intimidación?. ¿Qué sus dictadores temen dar una libre oportunidad a la población para decidir se los quieren en el poder, o no?. ¿A caso su negativa a garantizar elecciones libres no demuestran claramente un fracaso administrativo y político?.
El amor de un pueblo se gana, no se impone con amenazas, ni violencia. esos falsos gobiernos llamados «de izquierda» diariamente se desvirtúan, sus discursos y retórica panfletaria se nutren de la corrupción del ideal social y existen dentro de una continua contradicción.
Nicolás Maduro en Venezuela se autodenomina «anti imperialista» pero su gobierno vende petróleo a los gringos a pesar de que con eso ayuda a sostener al sistema capitalista que dice oponer. ¿No es eso contradictorio?. Para los defensores de dictaduras comunistas, se «anti imperialistas» se limita oponer la existencia de los Estados Unidos, mientras simultáneamente defienden y justifican claras pruebas de imperialismo como lo fueron las invasiones de Checoslovaquia, Hungría, el Tíbet y recientemente, Ucrania, todas hechas bajo dictaduras o gobiernos comunistas. Esos actos fueron tan imperialistas como las invasiones de República Dominicana o la de Panamá, hechas por los gringos.
Todos debemos denunciar lo negativo que nos ocurra en América, independientemente de nuestra nacionalidad y lugar de residencia. Es la única manera a nuestra disposición para pacíficamente corregir entuertos y presentar propuestas que nos permitan solucionar necesidades comunes. Los problemas de cada país latinoamericano son prácticamente hermanas. De nuestra solidaridad y comentarios deben surgir planes y soluciones comunes. En ese ejercicio cívico o encontremos la respuesta a nuestra búsqueda de América. Lo creo posible y lo practico.
Mi critica no se limita a Cuba, Venezuela o Nicaragua. Desde los Estados Unidos he manifestado mi opinión y apuesto a actos que me parecen equivocados a nivel nacional, o internacionalmente. Denunciar al Donald Trump como el peor ejemplo de ser humano y político que existe en Norte América, y en buena parte del mundo, no me convierte en enemigo del pueblo de Estados Unidos. criticar a Nicolás Maduro y a su dictadura no me transforma en enemigo del pueblo de Venezuela, al contrario, me hace solidario con las voces que exigen respeto por una voluntad nacional expresada en las urnas.
Por obedecer y respetar el principio de parrhesía encontré, encuentro y encontraré dificultades que pudieese haber evitado siendo hipócrita, guardando silencio, o aceptando asociarme con los planteamientos de extremos definidos por su estupidez y una ideología desacreditada por lo obsoleto. Sigo creyendo en la necesidad de intentar educar a través de comentarios imparciales, sostenidos por hechos y realidades, sin entender los dictados del fascismo, del comunismo, o del oportunismo exhibido por los que pelechan del escándalo, la polémica y la infelicidad ajena para así obtener satisfacciones egoistas.
Esperemos el reporte pormenorizado del gobierno del fracasado Nicolás Maduro, mesa por mesa, área por área, que pruebe que obtuvo el supuesto 51% del voto nacional, aunque esperar equivalga a ¡soñar con pajaritos preñados!.
Gracias por sus comentarios. Ayudan a mejorar perspectivas y a considerar mejor los puntos en discusión.
Rubén Blades…La Esquina de Rubén..julio 2024