Entre la primera y la segunda etapa del Claustro, Comfama ha invertido $ 45.000 millones para el disfrute y el encuentro de los habitantes de Medellín, Antioquia, Colombia y el mundo. Al finalizar las obras en 2027, se habrán invertido $ 93.000 millones, gracias a la confianza de las empresas y sus aportes al sistema de compensación familiar.
La historia, es la hoja de ruta que tienen las ciudades y comunidades que hoy la habitan, la construyen y guían a un mejor futuro sin perder sus raíces. La historia es memoria, es reconstruir para vivir el presente y construir el futuro.
Desde 2021, con un propósito que desborda la intervención arquitectónica del espacio, Comfama asumió un titánico proyecto como uno de los más significativos y de mayor inversión de los últimos años: la renovación y repotenciación del Claustro, un edificio de más de 222 años de historia que hace parte del Conjunto Patrimonial San Ignacio en Medellín.
El propósito sagrado de la caja, no es solo calidad en servicios y beneficios para sus afiliados y comunidades en general. Es restaurar la memoria, hacerla visible, conservarla y entregarla a la comunidad para su disfrute, para su conocimiento, para entender que la construcción de ciudad y patrimonio se hace entre todos, y entre todos se cuida y fortalece.
Al restaurar espacios, que se consideraban perdidos, abandonados, se reconstruyen muchas vidas. Reconociendo en esos edificios que hoy reviven para hablar de un pasado majestuoso, brillante o tenebroso, triste y pobre de una región. Y el Claustro o Centro Cultural Claustro, tiene mucha historia por contar, y si más de 200 años no son una carga suficiente de historia de un pueblo hoy ciudad, entonces: ¿qué es historia?. La respuesta, o mejor una parte de ella la tiene David Escobar Arango, director de Comfama. “Este edificio tiene, el espíritu de la historia de la ciudad. Y tal vez sea el lugar donde podamos tener las mejores conversaciones sobre nuestro futuro. Donde podamos imaginar quiénes somos, e imaginar quienes vamos hacer”.
En 2023 la caja de compensación entrega la primera etapa de esa titánica, pero fantástica tarea devolverle a la ciudad un espacio lleno de historia, que hoy conservando su esencia vive el presente. Esa primera etapa incluyó: Patio Teatro, salas para edición de audio y video, espacios museográficos, cafés, terraza y nuevas aulas.
Desde su reapertura, más de 2 millones de personas se han beneficiado de los servicios del Claustro, no solo han recorrido su imponencia, han conocido su historia, sino que ha disfrutado de más de 6.000 eventos entre cine, teatro, danza, tertulias y conciertos. Además más de 86 mil personas se han matriculado en cursos de educación para la vida.
Habla la historia
La restauración del edificio de más de 12 mil m2 y 222 años de historia. La historia regresa para contar el mundo de XIX. En su primera etapa – zona del patio teatro (3.944 m2 ) por ejemplo, se encontró un mural oculto entre siete capas de pintura, ventanas arqueológicas y calas estratigráficas que revelan los cambios que el edificio ha tenido. El Claustro fue la casa de muchas casas, fue la primera escuela de oficios, el primer observatorio astronómico, hubo un cuartel, fue cárcel y el escenario de la primera obra de teatro que se presentó en el departamento, fue la primera sede del Colegio San Ignacio. Fascinante saber, qué desde entonces la cultura y educación han sido base del progreso de la ciudad y la región.
Etapa dos- zona del patio Pichincha- (2.600 m2 )
La segunda etapa se inicia entre 2024- 2025. Vaya historia tiene esta etapa y que nos esperaban a quienes tuvimos el “privilegio” de conocer como fue el proceso de restauración, y que dejó ver una nueva historia del imponente edificio, que ha vivido mil y una historias, que ha cambiado de vestidos como la ciudad donde vive, una nueva sorpresa..
El imponente Patio Teatro, fue el escenario donde el director de la caja, David Escobar Arango, contó como ha sido el reto, la aventura de recuperar para la ciudad, “un lugar que tiene la historia de Medellín”. No es un solo edificio son varios edificios dice David. Un edificio cuya recuperación se tomará 10 años, y que tendrá una inversión de más de cien mil millones de pesos. “Es un edificio donde un muro arranca en piedra, sigue tapia y termina en ladrillo, y tiene por ahí partes de concreto”, dice David, es ese el edificio que llenó de retos a Comfama. Eso fue lo que recorrimos el jueves 27 de noviembre de 2025.
David Restrepo, responsable de mediación cultural del Claustro Comfama realizó una corta exposición de lo que ha significado el Claustro y los edificios que se construyeron a su alrededor, Paraninfo de la UdeA, la Iglesia de San Ignacio. Y luego, nos fuimos de recorrido con el guía Luis Fernando Gonzáles.
La segunda etapa, entregó un hallazgo arqueológico fortuito en la excavación del patio cercano a la entrada de la calle Pichincha, se descubrieron vestigios de lo que fue el primer acueducto que tuvo Medellín. Y llegó la sorpresa, se encontró una pequeña parte de lo que fue el sistema de drenaje y provisión de agua que se construyó en la ciudad. Por las acequias bajaba el agua limpia de las quebradas la Palencia y Santa Elena y atanores por donde corría el agua sucia. Cabe recordar, que el primer acueducto de la ciudad se construyó en 1790.
Este hallazgo arqueológico transformó el diseño original del patio central, lo que sería un punto de encuentro, se convirtió en una sala expositiva a cielo abierto de 170 m2 donde conviven un guayacán preservado con los vestigios restaurados del acueducto, tabletas de barro y acequias del siglo XIX.
Además de conocer este hallazgo de gran importancia para la ciudad, tuvimos la oportunidad de observar lo que fue la antigua capilla donde recibían la eucaristía los monjes de clausura, hoy convertido en un teatro para eventos de pequeño formato, pero atentos que se conservan por ejemplo los rosetones de los que cuelgan las lámparas, los vitrales. La capilla es producto de la restauración que realizo en 1920.
El Claustro, tiene vida mucha vida. En sus nuevos espacios como las bibliotecas general e infantil, mediateca, talleres de oficios con contenidos en joyería, cerámica, carpintería y artes gráficas y cocinas para prácticas culinarias, todos los días hay hombres, mujeres, niños, estudiantes, artistas y público en general recorren sus espacios o se encuentran aprendiendo en sus cursos de educación para la vida.
Usuarios como María del Carmen Holguín de 65 años, y licenciada en Educación y Artes Plásticas, cuenta porque tiene ese vínculo tan cercano con el Claustro: “Yo paso la mitad de mi tiempo en el Claustro, mi relación con comfama viene desde 1975, cuando muy cerquita a esta sede jugaba tenis de mesa después de salir del colegio. Luego, desde el 2008, después de un diagnóstico de salud, decidí disfrutar más mi tiempo de ocio y leer más, aquí me inscribo a todos los talleres de lectura y escritura, he leído con intensidad a García Márquez, Sara Carvajal y Albert Camus, por solo nombrar algunos, también voy a teatro, leo tranquila, converso con algunas de las personas que trabajan aquí, es un lugar mágico”.
Hoy, el Claustro cuenta una nueva historia de la ciudad en sus talleres de oficio, bibliotecas, espacios culturales el teatro, mediateca, en fin lugares que te dicen que la ciudad evoluciona, mirando el pasado.

“Este edificio tiene el espiritu y la historia de la ciudad, y tal vez sea el lugar donde podamos tener las mejores conversaciones sobre nuestro futuro. Donde podamos entender quienes somos, e imaginar quienes vamos hacer”… David Escobar









