Aunque el vocablo Arví no tiene una definición exacta, algunas investigaciones coinciden en que es una palabra indígena que significa abundancia.
No me extraña: Las 1761 hectáreas que conforman este territorio llamado Parque Arví están llenas de verde, arroyos, paisajes coloridos, flores y frailejones, fauna protegida, hortalizas, frutos del bosque, riquezas arqueológicas ,aire puro, viento frío, niebla, senderos ecológicos y un silencio de paraíso terrenal, solo interrumpido por el canto de los pájaros cuando van de rama en rama como amos y señores de ese cielo infinitamente azul bajo el que habitan, a tan solo cuarenta minutos del caos citadino.
Desde hace poco más de diez años, la Corporación Parque Arví implemento el Mercado Arví, esa suerte de tobogán jabonoso en el que caemos todos irremediablemente, frente a la belleza a la belleza de las plantas ornamentales, los tejidos, las artesanías, los mecatos y toda clase de productos irresistibles en los tolditos que nos dan la bienvenida cundo visitamos el parque, que son atendidos por cerca de setenta microempresarios.
Pero desde 2020, el año que todo lo revolcó, la Corporación ha venido implementando una estrategia llamada Ecosistemas Turísticos Rurales, con el acompañamiento de entidades aliadas como el Colegio Mayor de Antioquia, que aporta conocimiento a través de su programa de su Programa de Administración de Empresas Turísticas.
Ecosistemas Turísticos Rurales es una iniciativa tan bonita como Arví. Se trata de un encadenamiento comercial para aprovechar al máximo la dinámica turística del sector, incluido el corregimiento de Santa Elena, con sus fincas silleteras, bajo un modelo que busca el progreso económico y social de las comunidades sin afectar el desarrollo sostenible de la región.
¿Y cómo funciona? Al momento hay cerca de 30 unidades productivas. Una unidad productiva puede ser un ecohotel, una fábrica de jabones artesanales, una huerta orgánica, un catálogo de experiencias, un restaurante o cualquier emprendimiento que ofrezca un producto o servicio a los turistas y visitantes. Solo aquí, bajo la figura del encadenamiento, se benefician todos. Por ejemplo: Una unidad productiva produce jabones. Otra ofrece hospedajes. Otra unidad ofrece hortalizas, que puede venderlas al mismo ecohotel. Si don Jaime produce lechuga orgánica, puede vendérsela a un restaurante del territorio. Pero también hay ofertas ecoturísticas que le permiten al visitante vivir una experiencia diferente con los mejores anfitriones: un día como agricultor, un día como artesano o un día observando aves y paisajes en un hospedaje comunitario, bajo la guía y acompañamiento de los que saben.
“Es un encadenamiento de beneficios económicos por un canal llamado turismo para que sean los habitantes los principales beneficiados de un sistema económico que salvaguarda la conservación de los recursos naturales y culturales en busca del buen vivir”. O sea: pequeñas obras para que todo quede en familia.
Hay entidades que no decepcionan nunca. ¡Arví es una de ellas!
Elbacé Restrepo … El Colombiano..julio 2022