Medellín fue referente nacional en la creación de programas para la alimentación y acompañamiento integral, de los cero a los cinco años de vida, desde la etapa gestacional y lactancia de la madre, e inspirado incluso la creación del programa nacional «De Cero a Siempre».
La inversión para la primera infancia de hoy será la competitividad social del futuro, por ello será indispensable promover la alimentación escolar como política pública para así bajar las tasas de deserción académica en cualquier etapa y nivel académico.
De hecho, es así como lo plantean desde la Misión de Expertos compuesta por Roberto Angulo y Renata Pardo que asesoran al Dane para reducir el índice de pobreza Multidimensional, pues aseguran que la alimentación es determinante para cerrar las brechas de pobreza, equidad y generación de oportunidades.
Entre 2004 y 2019, las administraciones en Medellín, los sectores sociales, empresariales y la sociedad civil, entendieron que un infante es capaz de asumir su compromiso educativo, crecer saludablemente y compartir físicamente, si en su primera infancia tuvo alimentación necesaria para su desarrollo.
Bajo esta premisa, la ciudad logró atender alrededor de 82.000 niños en el programa de Buen Comienzo durante estos años. Sin embargo, la atención a la primera infancia disminuyó considerablemente esta administración, pasando de 52.000 niños y niñas atendidos por año, a 30.000 menos anualmente: a pesar de que el presupuesto para dicho programa para 2023 llegará a los $240.000 millones.
Ahora bien, según el reporte entregado por «Medellín Como Vamos 2022» , la desnutrición crónica en la primera infancia en 2022 pasó de 22. 863 a unos 30.139 menores de seis años, lo cual resulta alarmante.
Medellín debe reformar y priorizar la atención a la primera infancia y no solo como lo hacia en años pasados, sino también formulando programas sostenibles que atienden atiendan las necesidades de los niños, niñas y adolescentes en la ciudad. Será así como la próxima administración logre atender con una oferta integral a los estratos 1, 2, 3, incluyendo también a los 4, 5 y 6.
Buen Comienzo debe transitar hacia la universalidad del sistema para que la alimentación y la atención sean de 365 días y no de 180. Además, deberá fomentar la ampliación del horario para que aportes le permitan a las madres beneficiarias de este programa, contar con el apoyo
fundamental para enfrentar los enormes desafíos que conlleva tener hijos e ingresar al mercado laboral.
Un Buen Comienzo es el negocio más rentable para una sociedad que entiende la formación integral del ser como el mecanismo más efectivo para la prevención de violencias, como la garantía de equidad en oportunidades de desarrollo de los niños, niñas y jóvenes y como el insumo más importante para aportar a la competitividad de la ciudad con visión de largo plazo.
Juliana Hernández… La República (Colombia)… agosto 2023