Estación Destino (sea un lugar o lo que necesariamente pasa, como decía Sófocles), a la que llegan Refugiados (los que huyen de una guerra), Desplazados (han perdido su lugar en la tierra), Migrantes (llegan a un país diferente al propio). Asilados (sufren persecución política o religiosa), Inmigrantes (van de un lugar a otro atravesando fronteras internas i internacionales), Ilegales (los que se cuelan a un país y no siguen reglas), Turistas (que a cada paso que dan están regresando a casa), Mercenarios (extranjeros que van por la paga del soldado), Tratantes de blancas (arrastrando su negocio de carne viva en venta), Toda esta gente ayudada (0 manejada) por Ong, mafias, coyotes, guías de selva y monte, contratantes de trabajo barato, guardias de frontera corruptos y empujada por ilusiones económicas, delirios de vivir como víctimas, codicias varias, mentiras creídas hasta el cansancio, y, ya se sabe, también maneras de escapar de sumarios o de los fantasmas de malas acciones. En una migración hay de todo.
Desde la Edad Media con pestes y cruzadas, y el siglo XVII con sus guerras, crisis políticas y plagas, las migraciones hicieron parte de la vida de muchas mujeres y hombres, y no es de extrañar que descendemos de algún migrante. Y en esta historia que camina (que fue terrible en el siglo XX: revolución rusa, recesión económica, guerra civil española, segunda guerra mundial), los países receptores se han mestizado y obtenido ciudadanos de segunda para la realización de trabajos negros, contratación barata, cuando no para ampliar su delincuencia, servir como carne de cañón en guerras o apoderándose de sus conocimientos. De alguna manera, la migración es un negocio que se sirve de esclavos que se venden a sí mismos.
En las migraciones hay toda clase de gente, desde científicos y técnicos avanzados, escritores perseguidos y profesores de universidad, obreros calificados y pequeños comerciantes, artistas de todos los tipos y profesionales bien educados, hasta los que van por lo que sea, como pasó con los marielitos, sea burla que Fidel Castro le hizo a los Estados Unidos enviando lo peor de la Isla a Miami. Por esta razón hay que cesar las migraciones, establecer sus posibilidades de residencia y no admitir, como está pasando ahora, a todo tipo de gente que marcha al desgaire y sin control, mucha de ella buscando parasitar el lugar al que llegan o aumentar la inseguridad. Infortunadamente, no todos los hombres son iguales en términos de moral y preparación, y por esta razón hay que seleccionar a los más aptos para vivir en sociedad. Si no, ya sabemos lo que pasa.
Acotación: Las razones humanitarias (la fraternidad de la Revolución Francesa), son normas de acogida. No son una puerta abierta para que pase todo el que quiera. Son un compromiso humano en el que aportan ambas partes (el que recibe y el que llega). Así es.
José Guillermo Ángel… El Colombiano..octubre 2022