En Colombia, la Navidad no comienza cuando lo dice el calendario ni cuando el primer pesebre aparece en un centro comercial. Empieza mucho antes, casi en secreto, cuando una melodía conocida—suave, cálida, entrañable—se cuela por la radio de la cocina. Unos segundos bastan para confirmarlo: llegó diciembre, aunque todavía no sea.
A mediados de noviembre, cuando algunos insisten en que el mes tiene vida propia, el país entero empieza a sentir ese cosquilleo que marca la cuenta regresiva hacia Nochebuena. Y la radio, ese medio íntimo que acompaña madrugadas y sobremesas, hace el anuncio más esperado: vuelve a sonar el jingle navideño.
Los jingles —esas piezas pegajosas que mezclan nostalgia, emoción y mercadeo— son la verdadera alarma del fin de año. No importa cuántos años pasen: cada diciembre los colombianos vuelven a escucharlos como si fuera la primera vez.
Caracol Radio, más de seis décadas de deseos fervientes
En Caracol Radio la tradición navideña tiene más de 65 años. Todo empezó en 1955, cuando William Gil Sánchez, uno de los fundadores de la cadena, viajó a México y se fascinó con los saludos navideños que sonaban en las radios del norte del continente. La idea lo persiguió de regreso al país.
Con la ayuda del actor Jaime Palacios, la compositora Chavela Rubio y el músico antioqueño Manuel Bernal, dieron vida a una melodía que llevaba “votos fervientes de paz y prosperidad”. La pieza, remasterizada pero intacta en espíritu, sigue acompañando diciembre tras diciembre la vida de millones de oyentes.
RCN Radio: tradición que se mantiene al aire
En RCN Radio, el origen del jingle no está tan documentado, pero su presencia es igual de contundente. Con pequeñas variaciones, la melodía de fin de año ha acompañado a la cadena desde finales del siglo pasado. Hoy ya suena en sus principales emisoras, recordándole al país que el calendario emocional de diciembre está oficialmente activado.
Todelar, campanas que siguen sonando en la memoria
Aunque Todelar ya no tiene la influencia de antaño, su jingle permanece vivo en quienes crecieron escuchándolo. “Cerrar los ojos y permitir que el corazón se contagie de la magia y la ilusión” era la invitación que hacía cada diciembre. Y aunque algunas frecuencias han desaparecido, aún resuenan en la memoria esas campanas que anunciaban un nuevo año.
El granito de café que se convirtió en un ícono navideño
La popularidad de estas melodías radiales hizo que las grandes marcas comerciales quisieran su propia banda sonora decembrina. La grabación de Café Águila Roja es, sin duda, la más grabada en la mente de los colombianos.
El comercial de la marca nacida en Cali se forjó en la segunda mitad del siglo XX, con la participación de Fernando Parra, Pedro Chang y, crucialmente, la cantautora Isadora. Ellos le dieron forma a la melodía que asocia la Navidad con lo “bello” de la vida. Originalmente, fue la propia Isadora quien intentó darle voz al niño del comercial, pero fue un infante real quien terminó dándole vida al simbólico muñeco del “granito de café”, dejando su marca indeleble en la publicidad nacional.
Entre luces, natilla, buñuelos y villancicos, los jingles navideños ocupan un lugar especial en todos nosotros. Son la banda sonora de un diciembre que cada colombiano vive a su manera. El recuerdo de quienes ya no están, de las Navidades vividas en otras épocas, la ilusión de los niños, el fondo musical de los que madrugan a trabajar y el respiro cálido de un país que, por unas semanas, decide creer en la magia.



