
La alfabetización digital no se trata solo de habilidades técnicas, sino de desarrollar la conciencia necesaria para entender cómo la tecnología afecta nuestro descanso, atención y bienestar emocional.
La alfabetización digital es un término que suena técnico, incluso lejano, pero en realidad atraviesa la vida de las personas cada vez que desbloquean su celular sin saber por qué. Porque no basta con saber abrir una app o conectarse a una red Wi-Fi. Lo verdaderamente urgente hoy es entender cómo la tecnología moldea nuestros hábitos, afecta nuestra concentración, altera el sueño o dispara nuestra ansiedad. Se trata de aprender a gestionarla, no solo a usarla.
En Colombia, según un estudio de Deloitte (2020) aunque el 72 % de los usuarios considera útiles las herramientas para monitorear el tiempo frente a la pantalla, solo el 12 % las utiliza realmente. Es decir, aunque reconocemos que necesitamos ayuda para equilibrar nuestro consumo digital, casi nunca recurrimos a los recursos que podrían brindárnosla.
Este desconocimiento es un fenómeno global: Y es que usamos el celular de manera intensa y frecuente, pero no de manera adecuada o con criterio. Las formas más comunes de “autocontrol” digital son básicas: apagar el sonido, activar el modo “No molestar” o avión, silenciar notificaciones o desconectar los datos. Sin embargo, estas son medidas que pueden mitigar momentáneamente la sobrecarga, pero que no sustituyen el conocimiento ni el uso efectivo de las herramientas diseñadas para promover un bienestar digital más sostenible.
Entonces: ¿Por qué si las funciones está disponibles, tan pocas personas las usan?
La respuesta se encuentra en la brecha de la alfabetización digital. No basta con tener las herramientas, hay que saber que existen, comprender y aprender para que existen y reconocer cuándo es necesario activarlas.
Esta situación no es exclusiva de Colombia. El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad de la Información (ONTSI) en Europa ha advertido de la necesidad de reforzar las competencias digitales en los usuarios.
Las recomendaciones
Capacitación sobre hábitos de consumo digital y acompañamiento en el uso consciente de la tecnología. Enfoque que también podría aplicarse al contexto colombiano, donde el celular ya no es solo una herramienta, sino una presencia constante en la vida cotidiana.
Algunas marcas tecnológicas están comenzando a asumir un rol más activo en la formación de usuarios. HONOR, por ejemplo, ha desarrollado dispositivos con funciones como el modo descanso, límites de uso de aplicaciones y el seguimiento de tiempo en pantalla, pensadas no solo para estar disponibles, sino para ser comprensibles y fáciles de usar.
“La apuesta va más allá de lo técnico: busca promover una cultura de uso más crítica y empática. Porque la tecnología por sí sola no puede resolver el problema del uso excesivo: el cambio viene de la mano de la conciencia. Diseñar pensando en el bienestar del usuario no es una tendencia pasajera, sino una necesidad en un mundo donde cada día estamos más conectados y, paradójicamente, más fatigados. La alfabetización digital es, entonces, una herramienta de autocuidado”, comenta Kenet Segura, PR Manager de HONOR Colombia.
En una sociedad que se mide en notificaciones por minuto, la verdadera revolución no será quien se conecte más rápido, sino quien sepa desconectarse a tiempo. Y eso no se enseña solo con tutoriales, sino con una transformación cultural que nos invite a pensar, sentir y actuar de forma más consciente frente a nuestras pantallas.