
Un padre que se avergüenza de su hijo, se avergüenza de sí mismo. Me hubiera gustado irme de allí. Un par de veces lo pensé, pero sabía que sí me iba sería para siempre y en los Pajales tenía techo y comida. La solución fue alejarme lentamente de ellos. Mi cuerpo estaba allí, pero yo no.
Quién es uno lo decide uno, no los demás, no las adversidades con las que nos parieron, ni el sitio donde nacimos, ni la pobreza o la riqueza, ni las dificultades con las que crecimos- en esa tierra hostil y desolada-,ni las imposiciones paternas, ni el desprecio de los familiares, ni la envidia de los amigos; tampoco el mal de ojo, ni las apuestas que muchos hacen porque muchos hacen porque fracasemos, ni las burlas, ni el engaño de las mujeres o la deslealtad de los hombres, ni lo que otros te dicen que no puedes hacer- los que quieren cortarte las alas -. Cuando uno sabe quién es, lo demás no importa.
Me bautizaron Leandro, no Jeremías. ¿Para qué lamentarme o sentir culpa por algo que no puedo cambiar?
El que quiera sonreír, que camine…
Alonso Sánchez Baute… Leandro (Alfaguara)