
En el marco del Día Internacional de la Biodiversidad Biológica, el Parque Arví se consolida como un corredor biológico estratégico que protege la biodiversidad de Medellín. Este territorio, ubicado en la zona nororiental del Valle de Aburrá, juega un papel fundamental en la conservación de bosques, nacimientos de agua y fauna nativa, con lo que se garantiza la recuperación de ecosistemas y la protección de especies únicas.
El 40 % de las especies que habitan el Parque Arví son nativas y endémicas de los ecosistemas altoandinos. Entre ellas se encuentra la tarántula Aguapanela Arví, descubierta en 2015 y única en su tipo, y el Anturio Negro (Anthurium caramentae), una planta vulnerable que tarda más de cinco meses en florecer. La riqueza de flora se extiende a 140 especies de orquídeas, 19 bromelias y arbustos nativos como el amarrabollo.
El parque también es hábitat de 69 especies de aves, incluyendo el tucanete gorjiblanco, que almacena semillas para regenerar bosques; el colibrí picoespada, fundamental en la polinización de flores tubulares; y la pava falcialar, conocida como “la jardinera del bosque” por su función en la dispersión de semillas.
Además, se han reportado 19 especies de mamíferos como el tigrillo, el zorro cangrejero y el armadillo, todos con funciones clave en el equilibrio ecológico. En cuanto a los anfibios, destaca la rana de cristal, un bioindicador natural de la calidad del agua.
“Su clima húmedo y su alta pluviosidad convierten al Parque Arví en un ecosistema esencial para la conservación del agua y la captura de carbono. Es un laboratorio vivo donde trabajamos para transformar territorios en beneficio de las generaciones presentes y futuras”, señaló Óscar Cardona Cadavid, director del Parque Arví.
Con esta riqueza natural, el Parque Arví continúa siendo un referente de sostenibilidad ambiental en Medellín y un espacio vital para la investigación, la educación ambiental y la conservación.