
Cada 7 de julio se conmemora el Día Internacional de la Conservación del Suelo, una fecha para reconocer la función vital de este recurso en la vida del planeta y reflexionar sobre la necesidad urgente de protegerlo.
Poco a poco vamos destuyendo la vida. Nuestra comodidad, poco a poco debilita el suelo, ese espacio que nos da la oportunidad de disfrutar de una vida más placentera, la estamos agotando. El 75 % de los suelos ya está degradado, y de no actuar con urgencia, esta cifra podría alcanzar el 90 % para el año 2050, según la UNESCO.
Aunque muchas veces pasa desapercibido, el suelo es un componente clave en la producción de alimentos, el ciclo del agua, la regulación del clima y la conservación de la biodiversidad. Es además, un recurso no renovable a escala humana, ya que tarda siglos en regenerarse de forma natural.
Colombia no es ajena a esta problemática, según cifras del Ideam el 50 % de las tierras continentales del país presentan algún grado de degradación, principalmente por erosión. El país tiene una riqueza en suelos, ya que tiene 11 de los 12 tipos que existen, pero están presentando una alta vulnerabilidad a ser cada vez más frágiles y perder su calidad por el uso irresponsable de las actividades humanas. Se está agotando, secando y con tendencia a morir si no hacemos algo para alimentarla.
Se requieren entre 500 y 1.000 años para que la naturaleza forme un solo centímetro de suelo fértil. A esto se suma que más del 10 % de las tierras agrícolas ya muestran signos de salinización, porcentaje que podría llegar al 24 % o 32 % en las próximas décadas. Como consecuencia directa, se estima que los rendimientos agrícolas podrían reducirse hasta en un 40 % para 2050 en algunas regiones, lo que representa un riesgo alarmante para la seguridad alimentaria.
Parte del problema que esta asfixiando los suelos lo genera la industria, con sus múltiples desarrollos y usos, hacen que poco a poco estos se tornen secos, aridos no aptos para la producción agrícola. Por lo que se hace necesario que las empresas desarrollen porcesos sostenibles que permitan crear una cadena de producción más verde y con menor impacto ambiental.
Ahí es donde entran empresas con soluciones enfocadas a colaborar con el mejoramiento de las tierras y mitigar su destrucción. Y compañías como Schneider Electric ofrecen soluciones tecnológicas que pueden ayudar a cualquier industria a reducir su huella ambiental e incorporar más procesos de economía circular que busque soluciones integrales desde el suelo hasta el último paso.
Con su estrategia global de sostenibilidad, optimizan el uso de recursos en sectores clave como la industria y la agricultura, y promueven la economía circular para reducir la presión sobre los suelos, y adoptar prácticas responsables como la adecuada gestión de residuos y la reducción de emisiones.
El propósito de Schneider es: “empoderar a todos para aprovechar al máximo nuestra energía y nuestros recursos, de manera que se apoye el progreso y la sostenibilidad para todos. A esto lo llamamos “Life Is On”.
Para Javier Ortiz, CEO de Schneider Electric para el Clúster Andino, “Todos podemos sumar desde nuestro espacio. Reducir el desperdicio, consumir productos locales, reutilizar materiales, informarnos y participar en actividades ambientales son formas concretas de proteger este recurso vital.”
Este 7 de julio, las empresas deben reiterar su compromiso con adaptar prácticas sostenibles que promuevan una eficiencia de recursos desde la primera hasta la última fase. Todas las industrias usan el recurso del suelo y garantizar su protección es vital para poder continuar con la producción. Y seguir disfrutando de todo lo que nos proporciona para mejorar nuestra calidad de vida, sin agotar sus recursos.