“Esta certificación, es un mundo de oportunidades para la universidad en si misma, pero sobre todo para los docentes, estudiantes y los egresados“, explicó el padre Diego Marulanda Díaz, rector de la Universidad Pontificia Bolivariana
Formar ingenieros con capacidades para resolver problemas complejos y optimizar tiempo en los procesos de diseño de manera efectiva hace parte de la misión del grupo de docentes de los programas de Ingeniería Química y Mecánica. Fueron las razones por la cuales la Universidad Pontifica Bolivariana le apostó y recibió la acreditación ABET. En términos sencillos, es como si le hubieran entregado un sello de calidad.
Cuatro años fueron los que la UPB estuvo buscando de la famosa acreditación ABET. Y hoy con la acreditación se deja una barra muy alta, dice Santiago Acosta Maya, vicerrector de la universidad. ” Es una revisión de un tercero independiente de la excelencia académica, la calidad, el impacto y la relación con las empresas que tienen las escuelas de ingeniería a nivel global”, explica el vicerrector.
La organización ABET (Accreditation Board of Engineering and Technology), reconocida a nivel internacional, acredita programas universitarios en ciencias aplicadas, computación, ingeniería y tecnología. Su labor garantiza que estos cumplan con estándares de calidad globalmente aceptados, asegurando que los egresados estén preparados para responder a las demandas y retos del mercado laboral a nivel mundial. Este aval les permite, además, ejercer su profesión en otros países gracias a los acuerdos de reconocimiento mutuo vigentes.
La UPB, es la primera en Antioquia y el Eje Cafetero en recibir la acreditación en Ingeniería Mecánica yen Ingeniería Química. “Este tipo de acreditación, además de asegurar que los estudiantes cuenten con una sólida fundamentación técnica, también nos ha permitido desarrollar en ellos habilidades de comunicación y trabajo en equipo, así como una mayor conciencia sobre la seguridad en los procesos. A partir de la acreditación hemos fortalecido el trabajo en materia de seguridad, tanto en los laboratorios como en los procesos industriales”, afirmó Erika Arenas Castiblanco, coordinadora del programa de Ingeniería Química.
Para lograr dicha acreditación, ambas facultades debieron realizar ajustes curriculares que facilitaran el cumplimiento de los objetivos educacionales, dando respuesta a la pregunta sobre lo que se espera que haga un egresado entre tres y cinco años después de su graduación.
Los egresados deben tener habilidades guiadas a resolver problemas complejos, hallar soluciones que den respuesta a las dificultades en el diseño y estructuración de los proyectos, trabajar con ética, demostrar capacidad de desarrollar trabajos en equipo, saber comunicarse en un amplio rango de audiencia.

Ser egresado con acreditación ABET facilita las relaciones académicas y empresariales en otros países, pues demuestra que el profesional cuenta con las competencias claves para ofrecer soluciones a las necesidades globales de la industria.
Para Diego Andrés Flórez Londoño, coordinador del programa de Ingeniería Mecánica, esta es una oportunidad para que los estudiantes se abran al mundo: “Con la acreditación ABET nuestros egresados son reconocidos como solucionadores de problemas complejos; pueden acceder a universidades internacionales, vincularse con empresas multinacionales y su sello de calidad es reconocido a nivel global”,
Este reconocimiento es posible gracias al trabajo de toda la comunidad académica, ya que fue un proceso de articulación con los distintos grupos de interés vinculados a ambos programas
“Esta certificación, es un mundo de certificación es un mundo de oportunidades para la universidad en si misma, pero sobre todo para los docentes, estudiantes y los egresados porque ya quedan conectados con el mundo desde el punto de vista del conocimiento que los reciben, sobre todo desde el punto de vista laboral porque cualquier egresado de un programa EBAN queda potencialmente capacitado para interactuar con cualquier comunidad científica y empresarial en el mundo”, explicó padre Diego Marulanda Díaz, rector de la UPB



