En Brasil y Colombia se produce una planta de nombre emberá, a la cual se le atribuyen superpoderes. Carga de de antioxidantes y de nutrientes, se dice que retarda el envejecimiento, protege el corazón, fortalece las defensas y aumenta los niveles de energía. Es una planta selvática, amazónica, pacífica y caribe, de comunidades ribereñas, principalmente indígenas y negras. Conocida globalmente por su fruto, que crece en racimos, el azaí se consume en forma de bebidas, dulces y helados. En el Pacífico colombiano la llaman naidí y se come pepiado (ablandando la pepa( o en zumo. Es resistente a las plagas, puede llegar hasta los 200 años y a lo largo de su vida contribuye al crecimiento de otras plantas. El naidí, sin duda, refleja las cualidades de las comunidades que la cultivan.
Eso es lo que ha permitido que en el Pacífico estén germinando las semillas de un naidí tecnológico. En un territorio que, aunque es potencia en agua, enfrenta serios desafíos en materia energética, donde la cobertura de internet no supera el 20% en un municipio como Guapi, el índice de conexión a internet marca apenas el 1,2 % y la economía informal alcanza el 80%…justo ahí se están programando nuevos modelos, códigos, sistemas, así como formas de pensar el país desde las regiones, para transformarlo y poder conectarnos en términos realies.
El litoral Pacífico es la región con la población más joven del país. En Guapi y Timbiquí, la mitad de sus habitantes tiene menos de 14 años, en Buenaventura y Tumaco se estima que 4 de cada 10 personas son aun menores. ESa generación de niños, niñas y jóvenes – a pesar de las adversidades (días, a veces semanas sin servicio de energía eléctrica, internet y sin ninguna gestión efectiva del Gobierno)..está combinando tecnologías ancestrales con desarrollos de vanguardia, sumando la inteligencia humana con la artificial, y dejando la huella de identidad en el desarrollo de soluciones innovadoras. En medio de la selva y rodeado por ríos, el Valle de Naidí se erige como el futuro tecnológico del país.
En Estados Unidos existe el Valle del Silicio; en Kenia, el Valle Savannah; en Brasil, el vale do Dende, ¿por qué no pensar en el Pacífico colombiano como el Valle del Naidí? En 20230, la inteligencia artificial afectará el 40% de los empleos en todo el mundo y para el 77% de los trabajos se requerirán habilidades tecnológicas avanzadas. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, reduciendo las brechas digitales en América Latina, se podrían generar más de 15 millones de empleos e incrementar el producto interno bruto de la región en un 7%. Las acciones de hoy determinarán si la tecnología será una oportunidad para reducir algunas desigualdades, o si, al contrario, se ampliarán las brechas en este presente tecnológico, del cual estamos distantes.
En el libro How To Fix The Future /Cómo resolver el futuro, Andrew Keen nos invita a pensar cómo transitar este mundo, cada vez más digitalizado, con optimismo y esperanza, Nuestros niños y jóvenes juegan un papel fundamental; ellos ya están programando el mañana, un logaritmo a la vez. El Pacífico, con sus potencialidades demográficas, ambientales, ancestrales y étnicas, con un enfoque vanguardistas de la tecnología, puede ser un piloto de equidad racial y territorial real. El Valle de Naidí ofrece esa posibilidad. No es un metaverso, es una estrategia real. Ya se han realizado pilotos tecnológicos con resultados positivos, con miles de niños y niñas desde la Corporación Manos Visibles. En el Pacífico, estos jóvenes- como el naidí- resisten, crecen- nutren y se convierten nuevamente en semilla…semilla de nuevos futuros.
Paula Moreno…El Tiempo… mayo..2024